2 Cada primer día de la semana, cada uno de vosotros reserve en su
casa lo que haya podido ahorrar, de modo que no se hagan las
colectas
cuando llegue yo.
3 Cuando me halle ahí, enviaré a los que hayáis considerado dignos,
acompañados de cartas, para que lleven a Jerusalén vuestra liberalidad.